25 DOCTRINAS que edifican nuestra fe y dirigen nuestra adoración a Dios.

El hombre y la mujer fueron creados para existir en comunidad. Esta comunidad no se reduce a la institución del matrimonio, nos llama al trabajo comunitario ante el rostro de Dios como su Imagen y debe expresarse en modos específicamente femeninos y masculinos.

La sexualidad es parte del buen orden creacional, y el Señor ha establecido que se ejerza dentro del vínculo matrimonial: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”

Cristo Jesús, a través de la obra del Espíritu, está equipando a la Iglesia para servirle y honrarle tanto en el área política como económica, en el área social como familiar, en el área recreativa como en la eclesiástica. Todo en servicio para el Rey y por el Rey, Cristo Jesús sujetando a través de la Iglesia cada aspecto de la realidad debajo de sus pies.

Como asamblea de los santos, la Iglesia es la manifestación visible del reino de Dios en la tierra, donde los creyentes son instruidos en la verdad, fortalecidos en la fe y enviados a testificar de la gracia salvadora de Cristo. En un mundo marcado por el relativismo y la individualidad, la Iglesia sigue siendo el refugio del creyente, la familia de Dios y el instrumento mediante el cual Él avanza su obra redentora hasta la consumación de los siglos.

Ser imagen de Dios conyeva la capacidad de responder, masculina o femeninamente a la Palabra de Dios en obediencia o desobediencia. El ser humano está hecho para reflejar la voluntad del Señor en todo lo que haga. 

El centro o la raíz del matrimonio es la Fidelidad. Esto significa compromiso y exclusividad que van en aumento con el tiempo (más amplio y profundo), "hasta que la muerte nos separe".

La relación familiar es el primer contacto del niño con el mundo exterior, es ahí donde aprenderá las bases fundamentales para su vida en sociedad. Los padres, criando a sus hijos en el camino del Señor, les instruirán sobre la manera en que deben vivir no solo en casa sino también en toda su vida para la gloria de Dios.

La doctrina del Pacto, central en la teología reformada, enseña que Dios ha establecido una relación con su pueblo a través de pactos, siendo el principal el Pacto de Gracia, revelado progresivamente desde Génesis hasta su cumplimiento en Cristo. Este pacto se fundamenta en la promesa de redención mediante la fe en Cristo, el Mediador, y se desarrolla en distintas administraciones, desde Adán hasta la Iglesia. A diferencia del Pacto de Obras, donde la vida dependía de la obediencia perfecta, el Pacto de Gracia se basa en la fidelidad de Dios y la obra de Cristo en favor de su pueblo.